LO QUE PERDEMOS AL CRECER
Es interesante ver como las cosas a los adultos nos cambian tan fácilmente, pero lo es aun más percibir como se nos olvido que fuimos niños. Somos muy simpáticos cuando crecemos. Olvidamos por ejemplo que habían comidas que no nos gustaban, o cuantos de nosotros ¿no fuimos la simpática Mafalda diciendo “odio la sopa”?, así y todo, obligamos a nuestros menores a consumir algo que muchas veces ni nosotros mismos comemos; con el concepto adulto “que eso alimenta”, aunque científicamente este comprobado que no es así.
Pero existen otras cosas igual de interesantes, por ejemplo, quien no disfruto un fuerte aguacero saltando de charco en charco y parando debajo de cada chorro de agua que caía de algún tejado, solamente que ahora eso si hace daño, se pueden enfermar y hasta malcriados llegan a ser, pues dañan todo aquello que con tanto esfuerzo nos costo obtener: la ropa, los zapatos, etc.
Hay una que particularmente me gusta, el coger un juguete nuevo, desarmarlo, conocerlo, disfrutarlo, ser muy felices con ello, pues ya no teníamos un juguete sino dos, tres o mas, lo grave era que al final del día nos iban a decir lo daño. Todos olvidamos este fabuloso evento….. “permitir que el investigador que llevamos dentro saliera”. Pero como ahora somos adultos y lo olvidamos; los juguetes nuevos, interesantes y anhelados por los niños, los ponemos en una repisa para que no los dañen y el investigador que llevan dentro sufre, se apaga y a veces muere.Podríamos contar una gran cantidad de estos eventos: como derramar el jugo sobre el mantel cambiado; el querer estar en pijama todo el día; imaginar que somos superhéroes o heroínas; que el dinero era un elemento innecesario; que el balón de futbol o la muñeca eran los mas grandes y preciados tesoros; que soñábamos con salvar al mundo y queríamos ser doctores, enfermeras bomberos o policías; pero ante todo lo simple y hermosa que era la vida, como disfrutar un día entero con nuestros amigos, lo fácil y sencillo que era divertirnos, que reíamos con cualquier cosa y disfrutábamos de las cosas sencillas como el color de las nubes, los colores del arcoíris, el vuelo de una mariposa, el acariciar una mascota; o sentir el cariño, la seguridad y el amor en un fuerte abrazo de papá y mamá.
Busquemos en nuestro interior esos niños perdidos y trabajemos fuertemente en que los niños de ahora, no dejen morir su niño interior cuando crezcan.
Johanna Tovar
Docente Primaria
